Mi última visita a Granada se remonta tanto en el tiempo que es como si jamás hubiera estado, ya que no albergaba ni un solo recuerdo de ella. Aprovechando que las circunstancias favorecían considerablemente una visita a la ciudad, decidí acercarme este fin de semana.
Llegamos el viernes al atardecer. Aquel día lo dedicamos a tapear por el centro y a conocer la noche granadina. Resulta increíble contemplar la cantidad de gente que se echa a las calles durante todo el día y lo llenos que están siempre los bares, a un nivel que nunca he visto en ninguna otra ciudad. Es un estilo de vida totalmente diferente.
Como la noche se alargó notablemente, el sábado nos pusimos en marcha bastante tarde, pasada la una. En primer lugar nos dirigimos a través del Albaicín hasta el mirador de San Nicolás, desde donde se obtiene una de las panorámicas más famosas de Granada. Lamentablemente durante todo el fin de semana el cielo estuvo completamente gris, con fuertes lluvias en algunos momentos.
Desde el mirador descendimos por el Albaicín para comer algo por el centro, ya que el reloj ya marcaba más de las tres.
Durante una visita a la ciudad, probablemente se atravesará más de una vez la bulliciosa y bonita Carrera del Darro.
Tras comer nos encaminamos hacia la zona de la catedral, donde visitaríamos tanto ésta como la Capilla Real, lugar en el que se encuentran enterrados los Reyes Católicos, Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
Teníamos visita concertada para la Alhambra a las 19:00, por lo que nos presentamos en las taquillas a las 18:30. Allí nos dijeron que lo que se visitaba a las siete eran los Jardines Nazaríes y que hubiéramos tenido desde las dos para visitar el resto de la Alhambra, la cuál cerraba a las 20:00. Así que nos tocó visitar a la carrera todo lo que pudimos hasta que entramos a los Jardines Nazaríes. Un desastre, aunque mejor que nada, sobre todo teniendo en cuenta conseguimos entradas por los pelos.
Poco hay que decir de la Alhambra. Para mí es casi sin dudarlo la construcción más bonita que tenemos en este país, dentro de lo que he podido visitar. Hasta el año pasado era el monumento más visitado de España. En 2012 fue superada por La Sagrada Familia.
La fuerte lluvia que nos cayó mientras visitábamos el Generalife no logró empañar mis sensaciones al acceder a sus jardines. Lo único bueno que trajo consigo fue que se vaciara bastante el edificio y pudiéramos verlo prácticamente solos.
Desde el Generalife nos fuimos corriendo hasta la entrada de los Jardines Nazaríes, los cuáles tendríamos alrededor de una hora para visitar. Ese tiempo disminuyó gracias al lento control de acceso a éstos, que hizo que entráramos a las 19:20 al complejo. Veinte minutos tirados a la basura que bien podríamos haber aprovechado para acercarnos a alguno de los edificios que no pudimos finalmente ver.
La luz comenzaba a irse mientras visitábamos aquel lugar tan único, en el que cada sala está trabajada hasta niveles insospechados.
Cuando llegamos al patio de los leones estaba ya anocheciendo. Metí la pata con el programa de la cámara, por lo que las fotos son bastante mediocres. Lo bonitas que puedan ser se deben única y exclusivamente al lugar en sí.
Es el lugar más bonito de la Alhambra, lo cuál es decir muchísimo.
Una anécdota bastante famosa de mi vida es que a mi yo demoníaco de cinco años se le llamó la atención en este precioso patio por lanzar piedras a los leones. Con bichos como yo sueltos por el mundo no me extraña que tuvieran que restaurarlos y cerrar el acceso al interior del patio.
Una vez finalizada la visita nos preparamos para disfrutar de otra noche granadina, aunque ésta mucho más tranquila que la anterior. A las siete de la mañana había que levantarse para disfrutar del inicio del mundial de F1. Por la mañana dimos un último paseo por la ciudad, aprovechando para visitar entre otros lugares el Corral del Carbón.
Desde allí nos encaminamos por la Carrera del Darro para ascender al barrio del Sacromonte.
Desde este bonito barrio las vistas siguen teniendo como estrella a la Alhambra.
Tras descender por el Albaicín paramos para comer cerca de la Plaza Nueva antes de iniciar el regreso a Alicante.
Aunque tal vez esperaba que me gustase algo más, Granada es una de las ciudades más bonitas de España. Es impresionante lo vivas que están sus calles durante todo el día. De lo que sí que me quedé absolutamente prendado fue de la Alhambra. Espero que mi próxima visita no se distancie tanto en el tiempo.