Tenía muchas ganas de dar un paseo por Kreuzberg sin que hubiera un festival de por medio, y así poder disfrutar del barrio en su día a día y de ciertos rincones en los que no había estado. Se trata del barrio alternativo por excelencia de Berlín. A nivel turístico creo que es el barrio menos interesante del centro de la ciudad. No es bonito ni tiene demasiados lugares destacables. Lo que ofrece a los berlineses en su vida cotidiana es lo que lo hace realmente destacable: tiendas, restaurantes, pubs, clubs, festivales…
El paseo comenzaba sobre el mismo Spree, desde el Oberbaumbrücke. Görlitzer Park es el gran parque de Kreuzberg. La personalidad del barrio hace acto de presencia en Görlitzer, haciéndolo único entre los parques de la ciudad. La línea U1 se eleva por encima de las avenidas del barrio.
El canal de Kreuzberg atraviesa todo el barrio. Lástima que quede bastante lejos de mi casa, tiene que ser una maravilla correr por la pista de tierra que acompaña al canal en su recorrido a lo largo del barrio.
Victoriapark es el otro gran parque de Kreuzberg, mucho más de mi estilo que Görlitzer. Coronándolo se encuentra un monumento -diseñado por Schinkel- a los prusianos que se enfentraron a la invasión napoleónica. El otro gran atractivo del parque es una cascada creada artificialmente.
Tras unas dos horas recorriendo Kreuzberg, hemos ido a Potsdamer Platz, con el fin de dar una vuelta por el barrio de las embajadas.
En algunas de estas embajadas se ha decorado el típico oso de Berlín con dibujos basados en los grandes símbolos de cada país.
El pobre oso situado en la entrada de la embajada de Emiratos Árabes Unidos todavía no se explica qué ha hecho para merecer semejante look.
En el Diplomatenviertel se encuentra el monumento a la resistencia alemana, en el cual se rinde homenaje a -entre otros- los oficiales que trataron de matar a Hitler mediante una bomba el 20 de julio de 1944. El Führer consiguió sobrevivir, sufriendo únicamente heridas leves en el atentado. Entre esa fecha y el fin de la guerra murieron otros 10 millones de personas. Existe también un museo en el recinto, pero para cuando llegamos ya había terminado su horario de apertura.
Antes de coger el metro de vuelta a casa me he divertido viendo las estrellas del paseo de la fama de Potsdamer Platz.
Para mí, cuatro estrellas brillan por encima del resto. Cuatro genios.