En verano de 2002 realicé mi primer viaje por el extranjero. Bueno, no es del todo cierto. Antes había estado por el norte de Portugal y en algunos pueblos de la frontera con Francia, pero es evidente que ambos no resultan el mismo cambio de escenario que visitar Alemania, Suiza, Austria o Chamonix. Friburgo fue la primera población centroeuropea que veía.
Once años después, tras haber visitado más de 20 países, las cosas se ven con distintos ojos. La magia se ha ido. Ante mí sólo se encontraba una ciudad alemana del montón. Aún así, siempre será especial. Resulta curioso echar la vista atrás y pensar en el camino recorrido. Ese chavalín jamás se imaginó que acabaría viviendo en Alemania.
Tras Friburgo nos encaminamos hacia Triberg. Allí se encuentra la cascada más alta de Alemania. Después de haber visitado Noruega o, por ejemplo, Croacia, uno se queda bastante frío, y no por la temperatura. Lo mejor fue, sin duda, la guerra de bolas de nieve entre los integrantes del viaje, muchas de ellas lanzadas a traición.
Las últimas dos fotos son de Estrasburgo. Su fama la precede y he de decir que la ciudad no decepciona. Impresionante catedral y preciosa la zona del río. Para hacer mejor todavía la visita, la noche que estuvimos allí cenamos una fondue espectacular.
Ya de vuelta a Frankfurt, decidimos hacer una corta parada en Heidelberg. Con los colores del otoño la ciudad gana algún punto más.
Decimocuarto viaje de 2013. El último va a ser el regreso a casa por navidades, dentro de dos semanas. La mayoría han sido por Alemania, un país que ya me conozco bastante bien. La mayoría sí, pero este año he pisado 10 países: España, Francia, Luxemburgo, Alemania, República Checa, Polonia, Eslovenia, Italia, Bosnia y Croacia. Próximas paradas: Barcelona y el carnaval de Colonia.