Correr una maratón no conlleva que tu siguiente media sea un paseo. No si das el 100% y, además, ante ti se encuentra una de las medias más duras de Alicante. Es evidente que la perspectiva cambia, se hace mucho más corta.
El recorrido de la media de Aspe es uno de los menos bonitos de la provincia. Ello se compensa con un gran ambiente en las calles, acrecentado por la proximidad de las fiestas navideñas. La participación es también relativamente alta.
Ayer exprimí mi cuerpo. Intenté acercarme al 1:35, tarea complicada -para mí claro- teniendo en cuenta el perfil de la carrera. Iba bien encaminado hasta que en el kilómetro 17 mis cuádriceps me mandaron a freír espárragos. Es la primera vez que sufro molestias musculares serias en una carrera. La raíz del problema está, por supuesto, en la maratón. Desde agosto no había visitado, hasta hoy, a un especialista competente. Menos mal que esta mañana tenía reservada sesión doble.
Aunque se me escapó el 1:35, sí que marqué mi mejor marca personal con 1:37:29. El año pasado hice 1:41:10 y tres semanas más tarde en Santa Pola, con un perfil totalmente plano, dos minutos menos. Si nada se tuerce, creo que en febrero estaré por fin en mi ansiado 1:35 en la MM de Barcelona. Si no, seguro que caerá al mes siguiente en Frankfurt o Berlín.
Lo más importante de todo es que, aunque tenga un bajón en algún kilómetro, durante toda una media maratón me siento rápido y muy a gusto, por lo que disfruto como un enano.