Pese a haber visitado los Alpes Suizos hace poco más de un mes, habiendo corrido la media de Zermatt, no estaba plenamente satisfecho con mi año a nivel de montaña. En 2012 subí al Taillón, mientras que en 2013 coroné el Aneto y Monte Perdido. Este año ya tengo mi cumbre emblemática. Es una pena ver como los alemanes han convertido el techo de su país en un circo, con varios restaurantes -e incluso un Spa- en la cumbre. Pero bueno, sigue siendo una cima muy atractiva si se decide atacarla desde alguno de los valles que la rodean. Yo opté por la vía más rápida y sencilla que existe (excluyendo el telecabina que sube hasta la misma cumbre), ya que al día siguiente (hoy) correría la media maratón de Allgäu.
La ruta parte de Ehrwald, donde se toma el Ehrwalder Bahn, que asciende hasta los 1.500 metros de altura. Por 34 euros se puede adquirir el Wander-ticket Gatterl, que permite tomar los transportes necesarios para realizar una ruta circular en la que se corona el Zugspitze.
Desde la estación se requieren unas dos horas para alcanzar el paso de Gatterl, una frontera natural entre Austria y Alemania. Desde allí ya se ve (si hace buen tiempo, lo cual no fue nuestro caso) el Zugspitze.
El paisaje tras el paso cambia considerablemente, adentrándonos en un terreno mucho más agreste. Hasta el refugio de Konrrhütte se requiere otra hora de falso llano en la que casi no se gana desnivel. Como curiosidad destacar que ese día se corría una maratón por la zona. Poquitos valientes se cruzaron con nosotros durante nuestra ascensión.
Desde el refugio hasta el Gletscherbahn necesitamos otra hora en la que ganamos otros 500 metros de desnivel sin prácticamente notarlo. Hasta aquí (2.576 metros), se trata de una subida sin requerimientos técnicos y relativamente asequible, pese a los 1.000 metros de desnivel ganados. El glaciar está un poco hecho polvo, aunque me lo esperaba incluso peor tras lo que había visto en los mapas de Google.
El último tramo de la subida es algo más aéreo, aunque al andar entre nubes no tuve que preocuparme del vértigo. Tras alcanzar la plataforma instalada en la cumbre, llena de turistas en zapatillas, me encaminé hacia la cumbre, que se alcanza tras realizar una pequeña trepada. Me pareció tremendamente exagerado ver a la gente asegurarse para subir y bajar una escalera metálica. No quiero ni pensar lo que harían en el Paso de Mahoma. Como dice Kilian Jornet, la sensación de peligro es relativa a cada persona. A -1ºC, con sensación térmica de -6, toqué con mis dedos el techo de Alemania, situado a 2.962 metros sobre el nivel del mar. Una grandísima experiencia, pese al mal tiempo que acompañó durante la jornada. Ya volveré para realizar otra ruta de ascenso e intentar disfrutar de la gran panorámica que (supuestamente) el Zugspitze ofrece.
Esta mañana he corrido la media maratón de Allgäu. Una molesta lluvia nos ha acompañado durante gran parte de la carrera. El valle que recorre ésta es bastante bonito, rodeado de montañas de unos 2.500 metros. Sin duda tendré que volver para investigarlo en profundidad. Supongo que no sorprendo si digo que mi zona favorita del país es el sur de Baviera.
En definitiva, el Zugspitze ha acudido al rescate de 2014. Maravilloso fin de semana. Próximos objetivos Watzmann (2.713 m) y Gran Paradiso (4.061 m).