Swiss Alpine Davos 30k – Julio de 2015

El Cross del Mont-Blanc de hace un mes me dejó un ligero sabor agridulce. Mi rendimiento estuvo algo lejos de lo que esperaba, por lo que saltaron las alarmas de cara a la durísima Sierre-Zinal (31 km con +2.200m de desnivel), a la que me enfrento en dos semanas. Por ello decidí meter en la planificación otra piedra de toque: La Swiss Alpine Davos, uno de los grandes eventos de trail en los Alpes. Además de realizar otra preciosa carrera, he podido visitar una nueva región de la cordillera, la más importante de las que me faltaban.
La carrera fue el sábado por la mañana. El viernes de camino sufrí más de dos horas de atasco, por lo que -unidas a las 6 del propio viaje- la tarde anterior no fue precisamente relajada. A esto hay que sumar una nula aclimatación, hecho importante, ya que la mayor parte del recorrido transcurre a 1.500 metros sobre el nivel del mar. Teniendo en cuenta ambos factores, esta vez sí que acabé bastante contento. Además, dichos factores no van a existir en la Sierre-Zinal, ya que me he cogido unos días de vacaciones antes de la carrera para llegar descansado y aclimatado. Es el gran evento del año para mí a nivel de superación personal, el paso previo a la maratón de montaña.
La carrera de 30 kilómetros une los pueblos de Davos y Filisur. No se trata de un paisaje de alta montaña, pero aún así  (¡sorpresa!) es de lo más bonito que he corrido. Me vine un poco abajo entre los kilómetros 20 y 27. En los últimos tres kilómetros y por la tarde me di cuenta de que la cabeza había tenido algo que ver, ya que acabé relativamente fresco, tanto que por la tarde hice una excursión de más de 20 kilómetros que no tenía inicialmente planificada. Pero bueno, para eso están las piedras de toque. Respecto a la excursión, recorrí entero el Val Roseg, que acaba en un precioso lago bajo el macizo del Piz Bernina.

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Al día siguiente recorrí el Val Morteratsch hasta el refugio de Boval. Ambos valles están pegados y se adentran de forma paralela en el macizo. La región del Piz Bernina está pegada a St. Moritz, una de las poblaciones más conocidas de los Alpes.
La verdad es que he tenido mucha suerte con el tiempo las dos veces que he bajado este año. Esperemos que para dentro de dos semanas se repita, al menos el día de la carrera.
No tengo mucho que decir, las fotos hablan solas, o eso espero. Lo que podría decir me duele decirlo, pero allá voy. Teniendo semejantes paisajes a 5/6 horas en coche, no tengo ninguna prisa por bajar a los Pirineos. Quiero quitarme las espinas del Perdiguero y el Posets, pero ahora mismo me parece una auténtica locura no aprovechar la oportunidad única que tengo. Por tiempo, distancia y dinero puedo bajar durante el verano varias veces a los Alpes. Es algo que ni siquiera recuerdo haber soñado cuando visité la cordillera por primera vez en 2002. Simplemente parecía inconcebible: Había que hablar alemán y vivir en Alemania, Suiza o Austria. Así que aquí estamos, viviendo esa vida inconcebible.

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Ya he alcanzado la cifra de 30 kilómetros en los Alpes. Se dice pronto, pero eché a andar por este camino hace casi cuatro años. En dos semanas otro paso más.

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