Objetivos 2016

Pues aquí estamos otra vez. Otro año más. Hace poco más de un año me marqué los siguientes objetivos para este 2015:

  • Volver a correr dos maratones
  • Correr la Course Sierre-Zinal y el Cross du Mont-Blanc
  • Ascender al Gran Paradiso (4.061 m)
  • Viaje a la Costa Oeste de EEUU, Himalaya o Patagonia
  • Otro viaje importante de tamaño medio (Moscú, Jordania, Grecia, Egipto…)
  • Ver a The Who

Empezaré por la música. No he visto a The Who, pero sí he visto algo infinitamente mejor, alguien a quién pensaba que ya nunca podría ver: Mr. David Gilmour. Ha sido el concierto más especial de todos los que he asistido a lo largo de todos estos años. Sé que ninguno podrá ya superar aquella noche. Siento que este año sí se cierra una etapa. Ello no quiere decir que deje de ir a conciertos, de hecho este año he asistido a más de los que pensaba, pero intentaré regular un poco las repeticiones. De este año, además de Gilmour, destaco el festival de tres días Night of the Prog, McCartney en Londres, AC/DC, Queen y Foo Fighters. Ha sido la mejor «cosecha» junto a la de 2013. En definitiva, mucho mejor de lo esperado.

La única decepción (como todos los años) ha sido la montaña. Sigo todavía lejos de donde me gustaría estar. Ello no significa que no haya habido progresos: Este año he hecho dos ascensiones interesantes (Almanzor y Half Dome), he mejorado muchísimo como corredor de montaña y he ido varias veces a hacer Boulder/Escalada al rocódromo. En mi primer borrador de las vacaciones del año que viene he dejado una semana para hacer montaña en verano. Las opciones que me vienen a la cabeza son (de más complejas a menos): Mont-Blanc, Monte Rosa, Gran Paradiso, Posets/Perdiguero/Vignemale, tour de las Agujas Rojas y Carros de Foc. Ya se verá.

En relación a correr todo ha salido perfecto: Berlin Marathon, Paris Marathon, Course Sierre-Zinal y Cross du Mont-Blanc. Mi rendimiento ha sido algo irregular, aunque he bajado tiempos en todas las distancias y disciplinas. El punto álgido de la temporada fue la Sierre-Zinal, donde mi rendimiento sobrepasó mis expectativas. En Viena 2014 sentí que me convertía en corredor de maratón. Este año, al cruzar esprintando la meta en Zinal tras 31km y 2.200 metros de desnivel, me sentí -por fin- corredor de montaña. Para 2016 vamos a por la maratón.

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En cuanto a viajes el año ha sido espectacular: Costa Oeste de EEUU, Jordania, Moscú y tres visitas a los Alpes. A ellos hay que sumar: Dublín, París, Madrid, Londres, Estambul, Gredos y un par de viajes por Alemania. Y todavía faltan de aquí a final de año Estocolmo, Sevilla y Córdoba. Por fin he asomado la patita fuera de Europa y, además, por partida doble. Visitar EEUU y Oriente Medio ha sido una experiencia realmente enriquecedora. Para el año que viene sólo puedo pedir mantener el ritmo.

Tras este chorizaco, vamos a dejarle, como todos los años, la carta a los reyes magos:

  • Dos maratones de asfalto: Barcelona y Atenas o Nueva York
  • Jungfrau Marathon
  • Visitar Patagonia, Perú, China o Himalaya
  • Viaje a Japón (ya pleaneado)
  • Alguna ascensión/travesía importante

Objetivos para 2015

Como vengo haciendo por estas fechas desde hace tres años, es hora de ponerse metas en el horizonte, no sea que nos vayamos a dormir. Hace cosa de un año me planteé los siguientes objetivos para 2014:

  • Correr dos maratones
  • Correr mi primera media maratón de montaña
  • Subir mi primer 4.000
  • Viajar a América, Asia o Islandia
  • Ver en directo a Pearl Jam

A nivel deportivo ha sido un año insuperable: Maratones de Viena y Ámsterdam, media de montaña de Zermatt, medias de Barcelona, Berlín, Copenhague o Frankfurt; Route du Vin, 20 km de Bruxelles, Pujada al Montcabrer… y aún queda la Behobia – San Sebastián.
Para el año que viene la consigna es clara: Volver a correr dos maratones y aumentar la distancia en carreras de montaña, de cara a correr mi primera maratón de montaña en 2016. Me gustaría correr el Cross du Mont-Blanc (23 km, +1.650 m) y la Course Sierre-Zinal (31 km, +2.200 m). Ya veremos si cuadra el calendario.

En montaña no he progresado todo lo que querría, aunque al final ha sido un buen año. He ascendido las dos cumbres más emblemáticas de Alemania (Zugspitze y Watzmann), ambas situadas en los Alpes Bávaros, así que -aunque no llegan a los 3.000 metros- se trata de mis primeras conquistas en los Alpes. Lo más importante es que me noto bastante cómodo en las alturas y cada vez con más experiencia. Este año no había una planificación clara respecto a este tema. Para el año que viene ya sé que de cara al verano tengo que planear mi ascensión al Gran Paradiso. Un 4.000 facilito para empezar.

En cuanto a los conciertos, por fin vi al único de mis grupos favoritos -en activo- que me faltaba por ver: Pearl Jam. Además de la banda de Eddie Vedder, he visto a otros muchos artistas que tenía pendientes: Yes, Peter Gabriel, Robert Plant, Eagles, Tame Impala… Junto al de Pearl Jam destacaría este año los shows de Dream Theater (¡quinta vez!), Flying Colors y Neil Young. Un buen año, aunque no a la altura de 2012 o 2013. Habiendo visto ya a tanta gente, la música irá teóricamente pasando poco a poco a un segundo plano (sólo en teoría). Para el año que viene me gustaría, si me cuadran las fechas, ir a algún gran festival europeo, aunque no es -para nada- una de mis prioridades de cara a 2015. Sí que me gustaría ver la gira de despedida de The Who.

A nivel de viajes el año ha sido una auténtica locura: Estambul, San Petersburgo, Suiza (x2), Islandia y Ámsterdam. Ahora lo escribo todo tranquilón aquí sentado, pero esos nombres llevaban en mi cabeza unos cuantos años. A ellos hay que sumar otros lugares como Baviera (x4), Viena, Copenhague, Barcelona, Colmar, Bruselas o mi querida Berlín. Y la lista crecerá de aquí a final de año: Oporto y Donostia. No me puedo quejar, eso seguro.
Se me van acabando las opciones cerca, aunque Europa del Este está por descubrir. El año que viene quiero centrar tanto vacaciones como economía en dos viajes importantes y en los Alpes.

En definitiva, mis objetivos para 2015 son los siguientes:

  • Volver a correr dos maratones (inscrito ya a la de París)
  • Correr la Course Sierre-Zinal y el Cross du Mont-Blanc
  • Ascender al Gran Paradiso (4.061 m)
  • Viaje a la Costa Oeste de EEUU, Himalaya o Patagonia
  • Otro viaje importante de tamaño medio (Moscú, Jordania, Grecia, Egipto…)
  • Ver a The Who

Ha sido sin duda un año magnífico, como los dos anteriores. Vamos a por otro.

Días de invierno

Este enero va a ser el mes más tranquilo que he tenido en muchísimo tiempo. Ningún concierto, ninguna carrera ni ningún viaje. Creo que tengo que remontarme casi dos años para algo así. Tampoco está mal, se agradece algo de calma de vez en cuando. Eso sí, a partir de febrero volvemos a la carga. Acabo de comprar los billetes para volar a Estambul a finales del mes que viene.
El año pasado hice 14 viajes, la mayoría de ellos por territorio germano. La idea este año es reducir considerablemente ese número, pero aumentar -digámoslo así- la calidad de los mismos. El viaje grande será, si no ocurre nada que lo impida, a Islandia. Llevo mucho tiempo queriendo visitar esa isla. A ello se unirán -a parte de Estambul- Barcelona, un par de visitas a Berlín, Amsterdam, Viena y un par de viajes a Suiza.
Suiza… 2014 empezó regalándome una vista de pájaro del Matterhorn y del Eiger. Mi avión pasó pegado a ambos, justo por el lado de mi ventanilla. ¿Cuál será la probabilidad de que ello ocurriera entre centenares de kilómetros de montañas? Me sentí como si me estuviesen diciendo: ¡Hey! Este año ya te toca volver sí o sí.

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Un año movidito el que se avecina.

Objetivos para 2014

Tiempo de análisis. Hace poco más de un año me planteé los siguientes objetivos para 2013-2014:

  • Subir al Mont Blanc
  • Correr las maratones de Barcelona y/o Berlín
  • Viajar a Egipto
  • Ver a Paul McCartney, Sigur Rós y Pearl Jam en directo
  • Vivir en Berlín, Munich o Barcelona

El primer objetivo se basaba en la alta probabilidad, por aquella época, de acabar en Barcelona, ciudad con una larga tradición montañera. Los meses en Berlín frenaron en seco el camino hacia el techo de Europa Occidental. Además, creo que me lo propuse a demasiado corto plazo. Sigue siendo mi gran objetivo a nivel de montaña, pero creo que voy a plantearme varios pasos intermedios. De momento este año he conseguido acercarme a Pirineos y volver a subir al Aneto y a Monte Perdido. No tengo prisa. Correr me ha enseñado a marcarme plazos y a ser paciente (dentro de mi impaciencia). No espero ascender al Mont Blanc antes de los 29-30.

El tema maratón se ha cumplido unos meses antes de lo previsto. Esperaba que el estreno fuera en Barcelona en primavera de 2014. Sin embargo, ya he corrido mi primera maratón en Frankfurt. Berlín, Londres, Nueva York, Barcelona, Viena, París… Aún quedan muchas calles por recorrer.

Mezclando las dos disciplinas anteriores, el año que viene espero correr mi primera media maratón de montaña. El objetivo a largo plazo es correr las maratones del Aneto, la Jungfrau y Zermatt. La lista es corta, pero son carreras tremendamente duras. Es el escalón definitivo para mí.

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Berlín. Han sido cinco meses maravillosos en la capital alemana. Por el momento veo ante mí un largo periodo en Frankfurt, con el aspecto laboral también satisfecho. Es realmente gratificante echar la vista atrás y ver que has realizado algo que siempre habías querido.

Respecto a los conciertos, gracias a los meses en Berlín, he disfrutado al máximo de mi otra gran afición. Aún me falta Pearl Jam, pero sí he visto a McCartney, Muse, Roger Waters, Rush o Eric Clapton, entre otros. Este fin de semana veré a Sigur Rós. Ha sido un año a la altura de 2012, lo cual era muy difícil.

A nivel de viajes, lo de Egipto está bastante complicado a causa de la triste situación que atraviesa el país. Este año he estado en 10 países, entre los cuales se encuentra uno que tenía muchas ganas de visitar: Croacia. De cualquier modo, creo que ha llegado el momento de ampliar horizontes.

En definitiva, mis objetivos para 2014 son los siguientes:

  • Correr dos maratones (ya inscrito a la de Viena, que se disputa en abril)
  • Subir mi primer 4.000
  • Viajar a América, Asia o Islandia
  • Correr mi primera media maratón de montaña (inscrito a la de Zermatt)
  • Ver en directo a Pearl Jam

Tener una hoja de ruta me ha ayudado a crecer. Hay gente que me dice que apunto demasiado alto. No lo comparto. Creo que son objetivos realistas. Podría querer correr un ultrafondo de 100 kilómetros, escalar el Everest o correr el ultratrail del Montblanc. No es el caso.

Cerrado por vacaciones

A la espera de mi traslado a Frankfurt, para comenzar a trabajar allí en septiembre, estoy aprovechando este mes para acercame a algunos rincones de Europa, además de hacer de guía turístico por mi querida Berlín. Croacia, Praga, concierto de Roger Waters, Baviera, Suiza Sajona, Dresden, Berlín, Pirineos, Alicante… Un mes muy intenso que no me deja tiempo para escribir. En septiembre detallaré las aventuras a lo largo de este fabuloso mes.

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Viena – Julio de 2009

Los europeos, especialmente aquellos a los que nos gusta viajar, somos unos verdaderos privilegiados. En el viejo continente, no sólo se encuentran algunos de los espacios naturales más bellos del planeta (Alpes, fiordos noruegos, Islandia, Dolomitas, Highlands…), si no que no existe otra región en el mundo en la cual, en un radio tan «pequeño» de kilómetros, exista tal cantidad de ciudades extraordinarias. La larga -y a la vez turbulenta- historia de Europa ha dado origen a ciudades tan variopintas y destacables como Londres, Berlín, Praga, Edimburgo, París, Barcelona, Roma, Venecia, Florencia o, por supuesto, la ciudad de la música. Viena es una ciudad que, pese a no tener la misma popularidad que otras urbes, enamora a la gran mayoría de visitantes que le dan una oportunidad.

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Durante cinco días pude disfrutar de sus palacios, del Danubio, sus cafés y, sobre todo, de la atmósfera cultural que envuelve sus calles. Conciertos, museos, festivales al aire libre… Creo que es una ciudad que merece, como la que más, una visita relajada, con el fin de poder saborear cada una de las oportunidades que nos ofrece.

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El centro histórico de la capital austríaca se encuentra, al igual que el berlinés, dentro de un anillo. En la zona más al sur de éste, encontramos el museo Albertina y la Ópera de Viena. El primero es un museo realmente interesante, con pinturas de Degas, Monet o Renoir; mientras que el segundo edificio no necesita presentación.

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Otro de los lugares destacables de la ciudad es el Prater. Al que le guste un poquito el cine, le será fácil reconocer la gran atracción de este parque. Carol Reed, Graham Greene, Orson Welles, Joseph Cotten y una noria. Una de las escenas cumbre del séptimo arte. Obra maestra.

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Esta entrada, al contrario de la gran mayoría, no sigue ningún orden cronológico. El último día en Viena visitamos la Hundertwasserhaus.

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La Catedral de San Esteban es una de las más originales y bonitas que se pueden encontrar en el continente.

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Al este, el paso del Danubio se encarga de establecer los límites de la ciudad.

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Sus cementerios, testigos silenciosos de la época dorada de la capital austríaca, tuvieron el privilegio de convertirse en los lugares de reposo eterno de algunos de los genios más grandes de la humanidad.

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Al norte del anillo se encuentran los edificios del parlamento y del ayuntamiento. En la plaza de este último, tiene lugar cada verano un festival en el que diariamente, durante más de dos meses, se proyectan óperas y conciertos.

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En Viena se encuentra el palacio de Schönbrunn, uno de los más bonitos de toda Europa.

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El palacio del Belvedere, además de ser un edificio realmente elegante, alberga una interesantísima colección de pintura, en la que destaca, por encima de todas sus obras, El Beso de Gustav Klimt.

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La que va ser mi próxima residencia a partir de septiembre, Frankfurt am Main, posee vuelos directos a Viena por 70 euros ida y vuelta. Muy raro sería que no volviera a visitar durante 2014 esta maravillosa ciudad.

Bratislava y Budapest – Febrero de 2010

Si estoy en Alemania el próximo invierno, algo me dice que no me parecerá tan maravilloso ver toda una ciudad llena de nieve, como sí lo hizo cuando visité estas dos ciudades del este de Europa.
El avión desde Alicante partía a la capital de Eslovaquia, Bratislava. Como es una ciudad relativamente pequeña, con una mañana basta para ver su centro histórico. Lamentablemente he de decir que es una ciudad escasamente atractiva. Lo mejor sin duda, los precios. La ciudad quedó bautizada como Gratislava tras comer por seis euros dos platos y bebida en un buen restaurante del centro. Pese a que la moneda es el euro, acababan de entrar en la Unión Económica y Monetaria. Seguro que ahora ya no es tan asequible.

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Budapest se encuentra a unas dos horas en tren de Bratislava, o eso es lo que creo recordar. El precio del trayecto era de risa: 8 euros por persona, eso sí que lo recuerdo bien. De todas formas, no es oro todo lo que reluce. El tren, que venía desde Berlín y había parado en Praga, llegó con dos horas de retraso a la estación.
Los florines húngaros hacen que Bratislava parezca cara al lado de la capital de Hungría. Además, Budapest sí que es una ciudad realmente interesante. El Danubio separa las antiguas ciudades de Buda y Pest. Éstas se unieron en 1873 para formar la ciudad actual. En Pest, el lado oriental de la ciudad, destacan el maravilloso parlamento y la Basílica de San Esteban.

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El Puente de las Cadenas se levanta sobre el Danubio para conectar el Castillo de Buda con la basílica. La mejor panorámica de la ciudad se obtiene desde las faldas del castillo.

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Lo que hace realmente destacar al castillo es su posición elevada sobre el Danubio, lo que permite disfrutar de grandes vistas de ambos lados del río.

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El Bastión de los Pescadores es otro de los puntos de interés de la ciudad.

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A su lado se encuentra la bonita Iglesia de San Matías. Lamentablemente ésta se encontraba en obras por aquel entonces. Al descender hasta la orilla del Danubio se obtiene la mejor perspectiva del parlamento húngaro.

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Toda esta zona es patrimonio de la humanidad de la UNESCO. La avenida Andrássy obtuvo también esta categoría en 2002. Esta larga avenida se extiende prácticamente desde el Danubio hasta la Plaza de los Héroes. Junto a dicha plaza se encuentra el Museo de Bellas Artes.

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Justo detrás de la plaza comienza el parque de Városliget. En él destaca el Castillo de Vajdahunyad. Las  distintas partes que lo conforman fueron construidas siguiendo diferentes estilos arquitectónicos, por lo que resulta una construcción bastante peculiar e interesante.

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A la mañana siguiente tocó madrugar para visitar el interior del parlamento. En aquel momento se podía reservar el acceso en la misma entrada. De cualquier modo, estamos hablando de febrero. Seguro que en verano es recomendable hacerlo con varios días de antelación.

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Desde allí fuimos recorriendo el centro hacia los baños de Gellert. De camino a los baños se encuentra la Gran Sinagoga de Budapest. La piscina central de los baños es realmente bonita, como podréis observar si buscáis algunas fotos. El gran problema es que en febrero el agua de ésta estaba bastante fría, por lo que yo apenas aguanté unos pocos segundos en su interior. Por suerte junto a la piscina sí que se encuentra otra de agua caliente. Tras esta visita obligatoria a uno de los múltiples baños de la ciudad, el siguiente destino fue el Museo de Bellas Artes. La colección no resulta especialmente remarcable comparada con otros muchos museos de Europa.

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A la mañana siguiente, antes de partir de vuelta a Bratislava para coger el vuelo de regreso a Alicante, tuvimos tiempo de visitar el Mercado Central. Es un lugar perfecto para llevarse algún recuerdo de la ciudad.

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En definitiva, aunque Bratislava es probablemente una de las capitales menos interesantes de Europa, Budapest es una ciudad cuya visita realmente merece la pena. Aunque sólo sea para poder contemplar el parlamento y su reflejo en el Danubio.